miércoles, 8 de diciembre de 2010

Arriesgarse o no?




Hay veces que por mucho que sepas lo que quieres no están fácil conseguirlo de la forma en que se desean las cosas, esto me paso en estos últimos meses en lo que me había olvidado de escribir con tanta vehemencia como lo hacía antes, y no es que la inspiración no llegara, sino mas bien que el amor y las ganas de disfrutar cada segundo no permitían que mis dedos teclearan más que mensajes de amor a ese ser tan especial.

Pero al cabo de los meses y los días te das cuenta que el amor no basta, necesitas de esas chispas que avivan tu llama, tu fulgor y tu luz…

Claro está que el amor lo hace, pero no te llena del todo y a veces tus gustos y afecciones son tan necesarias que vuelves a su encuentro, cuando me di un respiro de mi amor, me di cuenta que necesitaba arriesgar más, estaba convencida muy convencía que él era lo que le venía haciendo falta a mi vida después de la separación con Ricardo, pero vamos, que me negaba a dejarlo pasar a mi vida si de inmediato, abrirle la puerta y decir… puede usted pasar, esta es su casa.
Así que no me di con facilidad deje que con cada detalle, con cada llamada, con cada mensaje y con cada sonrisa que le daba a mi alma, esta fuera  la que le abrió la puerta y lo dejara pasar a nuestras vidas y peor a un a nuestro corazón, mi alma convenció al corazón que era necesario sanar las heridas pero para hacerlo era indispensable quitar los escudos y las llaves de seguridad para que al final pudiera tomar posesión de lo que se le entregaba.

Así fue al cabo de dos meses que lo dejamos pasar, la relación de cariño y afecto era maravillosa aunque nuestros encuentros fugaces cada vez eran más lejanos, un día pensé ¿por qué no arriesgar más?, ¿por qué no tomar la iniciativa de buscarle?, ¿por qué no decirle que te hace falta en tu vida?, puesto que eres una mujer, que sabe lo que quiere, lo que tiene , lo que desea , pero más a un lo que merece en su vida y así lo hice… puse en la mesas las cartas del juego boca arriba sin trampas, lamentablemente como en todo juego de azar a veces se pierde y a veces se gana, solo es cuestión de suerte, a mi me toco perder al exponer las cartas con los corazones rojos boca arriba, me toco descubrir que no solo estaba conmigo si no con muchas más, me toco descubrir que a sus 35 años es un niño, que solo le gusta jugar, descubrí un hombre con miedo, descubrí que necesita a sus “trofeos”  para sentir que vale de verdad.

Y me doy cuenta que vale la pena arriesgarse, algún día me tocara ganar…
Mientras tanto disfruto, canto, rio, amo de verdad… porque me arriesgo con la conciencia de saber lo que quiero y que el algún momento, en algún lugar, el juego, el destino y la suerte juntos un día estarán y las cartas me darán la victoria que hoy no puede ganar.